Los periodistas están cada vez más sometidos al escrutinio de sus gobiernos y de las fuerzas de seguridad, especialmente en países con regímenes no democráticos. Los allanamientos de medios de comunicación o periodistas independientes son frecuentes en la realidad actual. Oleg Eliseyev, abogado experto en la defensa de derechos de los periodistas, explicó cómo prepararse y cómo actuar cuando la policía se presenta en la redacción.

– En mi opinión, hoy en día, los periodistas están en el centro de todo; en particular los periodistas de investigación, que están bajo una lupa especial. Cuando hablamos de allanar una redacción, es bueno comprender que pueden incautar no sólo la documentación, sino también el equipamiento: ordenadores, teléfonos, tabletas y también herramientas intelectuales: materiales en proceso, fotos y todo lo que los periodistas estén trabajando. Estamos en el siglo XXI y no se puede escribir o publicar un artículo en papel con un bolígrafo. El registro de una redacción o del domicilio de un periodista puede conllevar la pérdida del curso de los acontecimientos durante algún tiempo, especialmente si se pierden las fuentes de información.

Por ello merece la pena prepararse, a partir del momento en que intuyas que tal situación es factible. Para empezar, acordar con un abogado que pueda asesorar cuando sea necesario. Esto puede ser realizado por el equipo de redacción o personalmente por el periodista. Debe considerarse que los allanamientos y sus fines pueden ser diversos y, por lo tanto, hay muchas variables a tener en cuenta. 

– Pueden llegar y ponerlo todo patas arriba, revisar y llevarse los portadores de información. Depende de lo que estén buscando. Mi consejo sería almacenar toda la información en la nube para, al menos, minimizar la posible pérdida de datos. Actualmente hay muchos servicios para ello. Es mejor hablar con un especialista en ciberseguridad sobre cómo proteger los equipos contra la piratería, especialmente sobre la autenticación de dos factores y las contraseñas fuertes. Aparte de eso, siempre sugiero tener una copia de seguridad del ordenador portátil y la tableta o, al menos, del teléfono, en algún lugar seguro, para no quedar fuera de contacto si son confiscados. En este punto, conviene recordar que si entregas a tus amigos los equipos para que los resguarden, debes estar seguro de que los agentes de la ley no irán a por ellos también. Una redacción puede alquilar o comprar servidores independientes para almacenar los datos, que estén ubicados en un lugar completamente distinto o incluso en otro país, si fuera posible. 

Un allanamiento a una redacción suele ser una acción mucho mayor. Se paraliza durante algún tiempo el trabajo de todo el personal, no sólo de una persona en particular. Además, aumenta el volumen de materiales incautados: documentación de trabajo, tiradas completas, cámaras de vídeo, drones, materiales en proceso, etc. En este caso, también deberías tener previsto por adelantado un contrato con un abogado. Si el redactor o los periodistas de la oficina se dan cuenta de que algo está a punto de ocurrir, por ejemplo, que se apagan las luces y llaman a la puerta exigiendo que se abra, hay que llamar al abogado inmediatamente y apagar todos los equipos. Por otra parte, no abrir la puerta de inmediato, para que el abogado tenga algún tiempo para llegar. Pero si te das cuenta de que ya han empezado a forzar la entrada, mejor abre la puerta tú mismo. 

– Como ya he mencionado, los fines pueden ser diferentes. Esto puede incluir la búsqueda de información sobre la fuente que proporcionó determinada información. El consejo aquí es bastante obvio: no anotes los datos de la fuente en la pared junto a la entrada, imprímelos o guárdalos en tu escritorio. De nuevo: copias de seguridad en la nube con acceso protegido. En muchos países, los periodistas sólo pueden revelar sus fuentes por orden judicial, aunque la información podría ser ciertamente de interés para las autoridades de investigación. 

Lo ideal y legal es que cuando los agentes lleguen a una redacción o al domicilio de un periodista para realizar un registro, se presenten, lean los derechos y obligaciones, y muestren los documentos en los que se basa el proceso, incluida una orden judicial o de un investigador o fiscal, según la legislación local y la urgencia del caso. Debe entenderse que cada país tiene sus propios procedimientos y que todos los detalles de un posible registro deben discutirse con su abogado de antemano. Pero hay algunos puntos que son bastante similares. 

– Yo aconsejo estudiar los documentos que sirvieron de base para la orden de registro, anotarlos, comparar los nombres de los ejecutores y los nombres de los que vinieron realmente, y también comprobar la dirección para asegurarse de que nadie se equivocó; también prestar atención al plazo de ejecución de la orden de registro. Sólo después de todo eso puede comenzar el allanamiento. Si es posible, tratar de anotar en un papel todo lo que se incaute y con el mayor detalle posible. Es importante recordar que, en general, no estás obligado a ayudar a los investigadores, así que cuando pregunten dónde se encuentra un determinado documento o equipo, no tienes por qué responder. Tampoco estás obligado a dar las contraseñas de los ordenadores o de cualquier aparato. 

Durante un registro, tanto la policía como los testigos deben estar en el mismo lugar y no dispersos por diferentes salas y oficinas. Los registros no pueden realizarse en todas las habitaciones a la vez, sino que deben ser secuenciales, por turnos en cada habitación y sólo en presencia de los propios periodistas. Una vez redactado el protocolo, la policía no puede volver a registrar una habitación.

Un allanamiento siempre es estresante. Pero se puede minimizar la situación discutiendo previamente todos los detalles con otros colegas y con un abogado, y preparando un algoritmo de acción. Y si no se pudo evitar el registro, intentar mantener la calma y comportarse con moderación y dignidad.

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