El tema de los presos políticos en países con regímenes no democráticos es, por desgracia, de gran actualidad. Es muy difícil hablar de ello, pero los periodistas de la Euroradio bielorrusa han conseguido desarrollar un nuevo formato. El proyecto Love Story consiste en una serie de vídeos cortos con historias de personas cuyos seres queridos son presos políticos. La productora del proyecto, María Kolesnikova, contó a Colab Medios Project cómo crearon estas «Historias de amor», cómo las filmaron arriesgando su libertad, qué esperaban y qué lograron en definitiva.

El proyecto Love Story fue creado por nuestra periodista Anna. La premisa fue que en la prensa, a menudo se informaba de alguien que se casaba mientras estaba en prisión o bien alguien que comenzaba a mantener correspondencia con un preso político y así se iniciaba una relación amorosa. Decidimos que eran casos muy significativos y que el proyecto podía ser interesante, tanto para nosotros, para intentar algo nuevo, como para nuestro público. Decidimos reunir diferentes héroes de diferentes edades y diferentes estatus sociales: algunos llevaban 25 años de casados y habían tenido muchos hijos, otros se habían casado cuando uno de ellos ya estaba entre rejas. Decidimos recopilar historias de amor y contar cómo las personas esperan a sus seres queridos, qué sentimientos y emociones experimentan, cómo se apoyan mutuamente y cómo el amor ayuda a superar el encierro.

Nos pareció que el formato de vídeos breves de hasta siete minutos sería adecuado, tanto para nosotros como para el público. Se necesita mucho tiempo para leer estas historias en forma de texto, porque se trata de lecturas realmente largas (“long read”), pero en un vídeo de esta duración podemos contar las historias de nuestros personajes de manera clara y concisa. Y no nos equivocamos: el proyecto resultó muy popular. Recibimos muchos comentarios de los oyentes y los propios personajes quedaron muy satisfechos, varios nos llamaron después y para darnos las gracias. En general, la gente empatizaba con todos, eran comentarios muy animados y emotivos, con expresiones de apoyo y admiración hacia los personajes; también nos decían que a través de estas historias habían vuelto a creer en el amor. 

Los vídeos se publicaron por todas partes: en nuestra página web, en YouTube, en todas las redes sociales y en Telegram. El público más agradecido está en Instagram y Facebook. Allí se ha acumulado el mayor número de reacciones y comentarios sobre las historias. 

YouTube es una plataforma nueva para nosotros, estamos aprendiendo a trabajar con ella y tenemos algunas deficiencias para trabajar con la publicidad. Lamentablemente, con Love Story no obtuvimos aquí la respuesta que queríamos. En Instagram, algunos vídeos consiguieron hasta 14 mil visitas, frente a las 3-4 de YouTube. Nos dirigimos a hombres y mujeres de 37 a 54 años y, sin embargo, el público femenino se sintió más atraído por estas historias, vio los vídeos más a menudo y dejó más comentarios. 

El proyecto Love Story tiene una secuela: «Modo de espera”, donde ahora contamos historias de padres cuyos hijos se han convertido en presos políticos. No hemos cambiado nuestra forma de trabajar con el público, pero ahora incluimos en el presupuesto la promoción de los vídeos en YouTube. Y dió resultado: el número de visualizaciones ha aumentado y algunos vídeos ya alcanzan las 12-14 mil. Además, el tema de la paternidad es más abarcativo que las historias de amor. Me parece que el tema de la maternidad y la relación entre padres e hijos resuena mucho más en el público, porque todos somos hijos de alguien. 

Es muy difícil llevar adelante estos dos proyectos. Tanto los periodistas y camarógrafos, como los propios protagonistas corren riesgos importantes. La gente tiene miedo de hablar de sus seres queridos que están entre rejas porque al hacerlo podrían perjudicarlos. Tres camarógrafos que inicialmente aceptaron filmar las historias de amor, más tarde se negaron a trabajar porque temían ser detenidos y que les quitaran sus equipos.

Al final de cada video damos la dirección de la prisión, adonde se pueden enviar las cartas. Para los presos, las cartas son una comunicación muy importante con el mundo exterior; y si además, hay palabras de apoyo, tienen un valor incalculable. Después de las publicaciones, nuestros héroes fueron ayudados por voluntarios y ciudadanos bielorrusos sensibles: con alimentos, comida para bebés y hasta dinero. El capítulo de «Modo de espera» sobre Vitaly Shishlov llamó la atención de la ganadora del Premio Nobel Svetlana Aleksiyevich, quien pidió el contacto de su madre.  Así, el proyecto fue un aporte a la concienciación global sobre el problema de los presos políticos poco conocidos. Sobre muchos de ellos sólo hemos hablado nosotros.

Para nosotros, como medio de comunicación, es importante mostrar diferentes historias; cada una de las cuales es única, pero al mismo tiempo, todas juntas dan una imagen más amplia de cómo es la situación en la sociedad bielorrusa y el ambiente en el país en su conjunto en el momento actual. No puedo decir que gracias a Love Story haya aumentado de alguna manera la audiencia de nuestro sitio web, no. Pero estos proyectos ayudan a los medios de comunicación como el nuestro a mejorar su relación con los usuarios y demuestran que el periodismo independiente sigue vivo en Bielorrusia y es digno de confianza.

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