Conversamos con la fundadora de esta red global sobre los cambios que, entrenamiento tras entrenamiento, están logrando en pro de la equidad y la diversidad en medios de comunicación de Latinoamérica 

Cinthia Membreño 

Mariana Santos se dedica a romper paradigmas. Originaria de Algarve, una zona ubicada al sur de Portugal, escuchó desde pequeña que no podía hacer ciertas cosas porque era mujer, o porque había nacido en un lugar en donde las personas eran consideradas lentas”. Ninguna de esas concepciones tenían sentido para ella, así como tampoco tenía lógica que los medios de comunicación que consumía no dieran a las mujeres el lugar que merecían. 

Ya en su adultez trabajando como diseñadora para el diario británico The Guardian sucedió algo que por poco le corta las alas. Su jefe, con quien prácticamente había fundado el área de visualización de datos del medio, decidió irse a The New York Times y ella, con el apoyo de sus colegas hombres, postuló para reemplazarlo. No obstante, relata Santos, la Directora de Operaciones de ese entonces le informó que no obtendría el puesto porque era muy joven, no tenía experiencia y no era inglesa”. 

Ella puso a un hombre de cincuenta y pico de años, quien además venía de la edición impresa, para liderar nuestro equipo”, recuerda, y agrega que tanto ella como el resto de colegas del área dejaron el medio a raíz de ese episodio. Sin embargo, su relación con el periodismo no terminó allí. Justo después se ganó una beca del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) para viajar por Latinoamérica y enseñar lo que había aprendido sobre innovación y liderazgo. 

Durante su paso por varios países, observó que casi todos los medios eran liderados por hombres. Y en aquellos donde había mujeres desempeñándose en cargos de poder, eran los hombres quienes definían la agenda. Para Santos, esa exclusión hace que las políticas públicas nacionales no reflejen las necesidades de una parte de la población. Lo que no se nombra no existe. Los medios deben tener perspectiva de género y a mujeres proponiendo la agenda para que haya una mayor diversidad”, asegura. 

Pero para empoderar también deben haber mentores. Tomando esto y sus experiencias personales en cuenta, Santos creó Chicas Poderosas, una red global dedicada a promover el liderazgo femenino y la equidad de género en los medios de comunicación. Durante los últimos ocho años, la organización ha beneficiado a más de 10,000 mujeres en 16 países de América Latina, creando un espacio seguro en donde puedan entrenarse de la mano de expertos y, sobre todo, sentir que son suficientes y capaces de ser líderes desde sus propios contextos e historias de vida. En esta entrevista, Santos reflexiona sobre los logros de este movimiento que trasciende fronteras y de la importancia de la diversidad e inclusión en los medios de comunicación. 

Mariana, cuando creaste Chicas Poderosas en 2013 como becaria de la John S. Knight Journalism Fellowship, ¿cuáles eran tus metas para el proyecto y cómo evolucionó? 

Chicas Poderosas empezó organizando entrenamientos de tecnología porque en aquel momento las mujeres estaban relegadas en esa área. Armábamos eventos de cincuenta personas y la propuesta era juntarnos para aprender sobre visualización de datos y limpieza de bases de datos. Eran talleres relacionados a habilidades que en ese momento yo tenía, pero la audiencia empezó a crecer y demandaba entrenamientos sobre temas que yo no conocía. 

Fue entonces cuando empecé a invitar a otras personas para que compartieran sus talentos. Yo conseguía la plata para pagar los tiquetes de avión y el hospedaje de personas de la BBC y The Guardian, es decir, toda mi red de Londres. Ellos no cobraban honorarios porque al inicio casi no teníamos plata y la idea era que las personas contribuyeran con sus talentos. 

Chicas Poderosas inició entrenando a mujeres de medios, pero después incluimos a personas que con frecuencia son subrepresentadas en la sociedad, como la comunidad LGTB, personas afrodescendientes o con capacidades especiales. Nos convertimos en un movimiento que brinda un espacio para cultivar el liderazgo y la colaboración. 

Tu organización promueve el liderazgo desde la interseccionalidad. ¿Podrías explicarnos en qué consiste esta visión y cómo se inculca en las capacitaciones? 

Por lo general, cuando se habla de liderazgo en medios de comunicación se piensa en una figura autoritaria, exigente y enfocada en el rendimiento. Pero cuando hablamos de liderazgo interseccional nos referimos a uno que no está hecho a la imagen del hombre, con energía masculina u opresora. En Chicas creemos que podemos liderar con empatía y que el liderazgo es compartido. 

Las mujeres, personas trans, indígenas, afrodescendientes o con capacidades diferentes podemos ser líderes y no promover ese formato que nos fue inculcado. Tratamos de deconstruir todo eso aportando los mentores que faltan y poniendo a las participantes en el centro de atención, dándoles un micrófono para que puedan ejercer su liderazgo desde sus contextos. Es decir, tú puedes ser lideresa siendo mujer y a la vez siendo negra. Tu liderazgo es propio y tienes una cultura que aportar, es un valor agregado. Queremos que lo veas como un plus que te hace una líder más empática, en lugar de pensar que es un minus. 

¿Cómo incorporan la innovación y la creatividad en sus programas? 

Una de las propuestas de Chicas es ser una pop-up/escuela de periodismo digital avanzada y al tanto de las últimas tendencias en periodismo. Como somos una empresa relativamente pequeña, tenemos la posibilidad de ver lo que se avecina e intentar proponer programas que serán mainstream en el futuro. Nosotras hacemos los programas con la comunidad e intentamos entender cuáles son sus necesidades. 

Por ejemplo, en 2017 fuimos a Colombia para invitar a las personas que estaban a la vanguardia del fact checking a que nos dieran un taller. Siempre intentamos hacer alianzas con mentores y, muchas veces, proponemos temas antes de tiempo (para la industria). Sin embargo, esa es justamente una de nuestras ventajas: no funcionamos como lo hace una universidad establecida que debe esperar a que los programas sean aprobados para impartirlos al año siguiente. Si tenemos la plata, los ponemos en práctica. 

Otra ventaja es que en Chicas promovemos la cultura de fail fast & succeed soon. Nosotras no tenemos miedo de fallar. Sabemos que vamos a intentar algo novedoso y que es posible que las cosas salgan bien o mal. La gente que trabaja con nosotras sabe eso: tenemos una idea para responder a una necesidad del mercado, intentamos con un piloto por un par de meses quizás tres para ver si funciona, recibimos feedback de la audiencia y hacemos una medición del impacto. 

La mayoría de los programas de Chicas están enfocados en América Latina, en donde hay cierta conciencia sobre la inequidad de género. ¿Qué está pasando en Europa? 

Los medios europeos dicen que no tienen problemas de diversidad e inclusión, pero cuando tú miras las noticias en España, por ejemplo, no escuchas a nadie con acento argentino, chileno o del sur de España. Solo escuchas a madrileños o personas con un acento específico. Tampoco miras a personas afrodescendientes presentando las noticias. Ahora que las latinas están viniendo a Europa y observan todo esto, dicen que no escuchan ningún acento distinto en la radio de España, y eso es muy excluyente. Me parece que en Europa el problema es más grande porque no se han dado cuenta que está mal. En Latinoamérica ya sabemos que está muy mal y que hay mucho por hacer. 

Quizás sea un tema sensible porque implica que hay discriminación… 

Es colonialismo en las noticias. En los medios mainstream, tú ves que presentan a los migrantes como personas malas que vienen a robar” empleos. Hay rabia y esta falta de perspectiva no hace que las personas se sientan incluidas, sino excluidas. Y en el caso de los medios españoles, ¿qué de malo tiene si hablas con un acento argentino, chileno o mexicano? No eres menos por tener un acento. Siento que ese es el pensamiento colonial dentro de las noticias. Está muy impregnado y ni siquiera se dan cuenta. 

Con tu trabajo en América Latina, ¿has percibido alguna resistencia dentro de los medios para transformar las agendas y consultar fuentes de grupos minoritarios? 

Las personas con las que trabajamos no presentan resistencia. Ellas ven la necesidad de hacer un cambio y lo hacen. Muchas están hartas del establishment”, o ya se salieron y están reinventándose, creando sus propias organizaciones. Poco a poco, los medios de comunicación mainstream tendrán que abrazar la diversidad como un valor y no como una estrategia de marketing porque la generación X y las generaciones futuras no querrán trabajar en un lugar que no tenga sus mismos valores. 

Ahorita estamos viendo cada vez más mujeres y personas de la comunidad LGTB abriendo nuevos medios para promover una agenda distinta, que está totalmente alineada con sus valores, y en donde la diversidad es la semilla de lo que será la innovación y el desarrollo de nuevos pensamientos. 

¿Podrías contarnos algunos de los resultados de las capacitaciones que brindan en Chicas? 

En 2017 empezamos con una incubadora de proyectos periodísticos independientes, liderados por mujeres, llamada New Ventures Lab. En el primer año de ejecución del lab surgieron diez iniciativas y, en el segundo año, ocho. Muchas de ellas siguen existiendo. Nosotras apostamos por los underdogs”, es decir, los proyectos que no son mainstream media y que innovan mediante sus agendas. 

Recientemente hicimos un gran trabajo con los capítulos de Chicas Poderosas que hay en cada país. En el capítulo de Argentina, por ejemplo, las chicas ya recibieron capacitaciones básicas sobre cómo formular proyectos y recaudar fondos, cómo armar presupuestos, hacer contratos, desarrollar fact checking y medir el impact assessment. El capítulo de Argentina tiene 17 iniciativas, de las cuales cinco ya ganaron fondos. Ellas son como una agencia independiente de noticias que podría ser nacional e internacional, lo que ellas quieran. 

Eso es lo que Chicas hace, empoderar. No es darles el poder, porque ya lo tienen, sino decirles usa tu poder”, tienes permiso de ser poderosa”. Muchas veces, nosotras las mujeres creemos que somos de segunda línea porque la sociedad nos lo ha dicho. Chicas Poderosas intenta romper ese paradigma y demostrar que no tenemos por qué apagarnos o escondernos. 

Comentabas que Chicas ha publicado reportajes sobre temas atípicos. Me llamó la atención una historia sobre la carencia de tallas de ropa en Argentina. ¿Cómo miden el impacto de este tipo de artículos?

Esa historia en específico se desarrolló en un mediatón llamado #EnResistencia. Después de publicarse en Argentina y que el tema generara debate, se discutió en el Parlamento y empezó a ser ley. Es decir, ahora todas las tiendas deben tener variedad de tallas. El problema no es del cuerpo sea grande o pequeño es de las tallas. Ese fue uno de los primeros grandes impactos que tuvimos. 

También vimos un impacto directo con una investigación que se hizo en Argentina, en la que una periodista trans contó que, después de su cirugía, llegó la pandemia del coronavirus y le fueron negados los medicamentos para seguir tratándose. Cuando publicó su historia, el centro donde se operó le llamó para decirle que fuera a recibir sus medicamentos. Le pidieron disculpas. 

Otro impacto que tuvimos con esa misma investigación, pero en la provincia de Córdoba, fue que un levantamiento de datos de personas no binarias y mujeres se declaró de interés público. Era la primera vez que se hacía una iniciativa de este tipo. 

Y finalmente, en el Parlamento argentino, una diputada usó un estudio de Chicas Poderosas para desmentir las afirmaciones que los diputados hombres estaban haciendo sobre las muertes causadas por abortos espontáneos. Ellos decían que eso no estaba sucediendo, cuando en realidad los fallecimientos por esta causa ascendían a más del 30% durante la pandemia. 

“Nosotras sentimos que estamos contribuyendo al diálogo (nacional). Con historias como las que mencioné estamos cambiando leyes y realidades poquito a poquito. Por eso sigo creyendo que el periodismo tiene un papel fundamental en la democracia.”

¿Qué es lo que más te ha generado satisfacción durante los últimos ocho años de Chicas Poderosas? 

Lo que me hace despertar todos los días es la capacidad de contribuir a algo más grande que yo. Generar un cambio tanto en mi mentalidad como en la de mujeres y grupos minoritarios, y en todas las personas que por algún motivo sienten que son insuficientes. 

Chicas Poderosas es como un espacio en donde me siento a hablar con mis amistades, intentando decirles a ellas y a ellos, y a mí misma, que somos suficientes. Y para probarlo, les invito a trabajar juntos y a colaborar para hacer un cambio allí donde creemos que hay un mundo injusto. 

Quizás sea un poco ingenuo creer que podemos tener un mundo más equilibrado en donde todas las voces sean escuchadas, pero cuando veo el resultado de nuestras intenciones y el cambio en las leyes, digo un gran ¡SÍ! Y me siento feliz de estar viva. 

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