El trabajo de los periodistas en los actos públicos está plagado de riesgos. En varios países, la legislación sobre medios de comunicación prescribe requisitos específicos para el aspecto exterior de los reporteros. Deben identificarse de alguna manera: chalecos especiales con la etiqueta «Prensa», insignias especiales, distintivos o todo ello a la vez. Svetlana Valko, Coordinadora de Respuesta a las Crisis de International Partnership for Human Rights, habló de cómo minimizar los riesgos cuando se trabaja en eventos masivos y de por qué es necesario proteger primero la cabeza y luego la cámara.

Los periodistas fueron golpeados por los activistas homófobos durante la frustrada Marcha de la Dignidad en defensa de los derechos de la comunidad LGTB en Georgia, 5 de julio 2021. Foto: David Pipia, JamNews

Cuando un periodista va a cubrir un acto público, tiene que discutir las medidas de seguridad con la redacción de su medio. Sin embargo, si se trata de un freelancer, debe evaluar la situación por su cuenta, previamente, desde todos los puntos de vista. Los periodistas están profundamente inmersos en el contexto de lo que ocurre en su país. Saben cuáles han sido los riesgos antes, y si hay agresión en el comportamiento de las partes implicadas. Por lo tanto, la decisión de autodesignarse o no como periodista debe tomarse en base a un análisis de la situación en su conjunto. 

– Tengo dos reglas para los periodistas, que todo editor debería establecer, antes de enviarlos a un evento de masas: la primera es que no se debe violar ninguna ley, de ninguna forma; se debe trabajar sólo en el campo legal y nada más. En segundo lugar, ¡no hay material que valga la salud o la vida de un periodista! -remarcó Svetlana.- En la mayoría de los casos, en los distintos países, identificarse como periodista ayuda, más que dificulta, a desempeñar la tarea.  

En este caso, nos referimos a las protestas pacíficas, manifestaciones, marchas, actos masivos o disturbios. Y no consideramos el comportamiento de los periodistas durante un conflicto militar. Durante las acciones callejeras, un periodista puede encontrarse con varios grupos: los que están a favor de algo, los que están en contra, así como las fuerzas de seguridad. Es importante entender muy bien quiénes componen estos grupos y cómo tratan a los periodistas.  

Incluso si hay una amenaza por parte de las fuerzas de seguridad, pero hay una actitud condicionalmente positiva por parte de la asamblea o contra-asamblea, en este caso tiene sentido llevar un chaleco refractario y todo lo que pueda identificar al representante de un medio. En cambio, a veces, es mejor no identificar al propio medio de comunicación más que en una credencial, porque puede haber más agresividad hacia determinados medios por parte de los participantes del evento. Otro factor por el que no se debe descuidar el equipo especial para el periodismo, es el siguiente: el trabajo de los periodistas está generalmente regulado por la ley, la cual estipula cuáles pueden ser las sanciones y consecuencias por interferir en la actividad profesional. En general, si un periodista no interviene en un conflicto y se limita a hacer su trabajo, suele recibir un trato bastante leal por parte de los manifestantes. 

– Pero en cualquier caso, toda redacción u organización debería tener siempre un plan rápido sobre cómo evaluar los riesgos en un momento determinado. Hay situaciones en las que los periodistas son los acosados, y entonces, quien ha conseguido quitarse el equipo a tiempo es el afortunado. Desgraciadamente, los representantes de la televisión, por ejemplo, no pueden enrollar rápidamente sus cámaras y equipos, ni quitar sus logotipos», destaca la experta.

La policía intenta de proteger al periodista de la cadena TV «Formula» Rati Tsverava quien esta golpeando por grupos agresivos. Foto: Interpressnews. 5 de julio, Georgia

Las redacciones son plenamente responsables de la seguridad de su personal que trabaja en actos públicos. E incluso, si un periodista es adicto al riesgo y a la adrenalina, el trabajo del editor es ponerle límites. Hay tres puntos que ayudan a un periodista a realizar su trabajo con seguridad.

1. Estrategia 

Puede haber diferentes variantes y cada medio determina la estrategia por sí mismo. Los periodistas pueden trabajar de forma totalmente oficial, estar convenientemente equipados y portar sus acreditaciones y tareas asignadas. En el caso que surja un problema es imprescindible llamar a un abogado o editor. O la redacción puede optar por una estrategia de anonimato total, pero entonces el periodista tiene que ser capaz de mezclarse con la multitud, conocer bien el terreno y estar lo suficientemente preparado físicamente para, por ejemplo, saltar del balcón de un edificio en caso de peligro. Si el medio dispone de fondos, puede alquilar un apartamento u hotel con vista al lugar principal del evento, hacer fotos desde arriba y esconderse allí en caso de peligro. Se puede elegir la estrategia de no trabajar mezclado con la multitud; el corresponsal observa, fotografía o filma desde la distancia. Otra estrategia es hacer que los corresponsales trabajen por turnos: una persona hace las dos primeras horas, luego otra. Es posible también trabajar en parejas: una persona documenta y la otra vigila su seguridad; y si es necesario le aísla, llama al editor o al abogado. La clave de toda estrategia no es qué hacer cuando un periodista ya está herido o detenido, sino cómo asegurarse de que eso no ocurra.

Los periodistas en Belarús protestan contra la violencia de policía contra sus colegas. Belarus, septiembre, 2020. Foto: Euroradio

2. Equipamiento

Las redacciones deben decidir no sólo si los periodistas llevarán un chaleco y un distintivo especial, sino también cómo proteger sus cabezas, ojos, manos y pies. Lo ideal es que la redacción disponga de un pequeño kit para los periodistas que van a trabajar sobre el terreno. El mismo debe incluir un chaleco refractario, una linterna, un teléfono desechable con el número de un abogado, un casco protector, quizás también unas gafas y algunas otras cosas para protegerse en caso de dispersión violenta de la protesta. Las armas no letales, que se utilizan con bastante frecuencia, son muy perjudiciales para el organismo; por lo cual es imprescindible saber con antelación qué se utiliza en su país y cómo protegerse contra ellas o, al menos, cómo minimizar los daños. 

3. Habilidades

Muchos periodistas se preguntan a menudo dónde está la línea que separa el momento en el que todavía se puede fotografiar o filmar, del momento en el que ya se debe correr. No hay una respuesta sencilla. Los periodistas que trabajan en actos masivos tienen que recibir formación en materia de seguridad o, al menos, discutir con los editores las posibles situaciones y las medidas a tomar en caso de que las mismas se produzcan. Para entender que se está gestando algún brote de agresividad hay que conocer cómo se comportan los participantes. Por ejemplo, si las fuerzas de seguridad cierran filas, levantan sus escudos o se ponen los cascos, es evidente que algo va a ocurrir. Si los líderes de la protesta llevan pasamontañas, sin duda algo va a suceder. Claro que habría que documentar ese algo, pero hay que recordar que la posición del periodista debería estar, idealmente, ligeramente por delante de la multitud, a un lado o por encima de ella, no en medio. Si el corresponsal resulta entre la multitud, tiene que seguir el ritmo y el estilo de movimiento de esa multitud para no ser atropellado. Algo más. No hay que olvidar que, cuando se documenta un acto de violencia, por ejemplo, por parte de las fuerzas de seguridad hacia los manifestantes, si el periodista está a corta distancia provocará una agresión hacia sí mismo, por lo que es imprescindible alejarse. La tecnología moderna es una gran ayuda en estos casos, porque hoy en día se puede utilizar un teléfono móvil para grabar imágenes de calidad similar a las realizadas por una cámara profesional. 

– Probablemente, lo más importante que debería pensar un redactor o periodista cuando trabaja en un evento masivo, es que una cámara nueva, por muy cara que sea, puede comprarse; pero difícilmente se pueda comprar una cabeza nueva. La propia seguridad debe ser siempre lo primero», resumió Svetlana Valko.

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