NewsMaker es una publicación independiente online de Moldavia fundada en 2014. Desde el estallido de la guerra en la vecina Ucrania, la publicación ha participado activamente en la agenda bélica. La redacción comenzó a informar en línea sobre la situación, transmitiendo desde la frontera de Moldavia y los centros de refugiados, y grabando podcasts con personas cuyas vidas se han visto afectadas por la guerra. 

Olga Gnatkova, redactora jefe adjunta de NewsMaker, contó a ColabMedios la experiencia que está viviendo la publicación: la vida y los valores de la redacción, el efecto de estar en el lugar de los acontecimientos, los trolls, las agresiones y el público fiel que se ha involucrado activamente en la agenda de la guerra.

La redactora jefe adjunta de NewsMaker, Olga Gnatkova

– Los valores fundamentales de NewsMaker son la independencia y la imparcialidad. ¿Cómo han conseguido evitar el típico círculo vicioso, cuando la política editorial de un medio de comunicación depende directamente de los intereses de sus propietarios?

– NewsMaker se creó como una publicación independiente cuyo principal objetivo es hacer periodismo de calidad. Hay principios básicos del trabajo de los medios de comunicación a los que nos atenemos: recoger opiniones, comprobar los hechos y distinguir claramente entre hechos y opiniones. Por lo demás, nos ajustamos a las prácticas editoriales definidas que debatimos en las reuniones de planificación, siempre muy abiertas y colectivas. Y, según nuestra estructura organizativa, ni el propietario ni los donantes interfieren en nuestra política editorial.

– Háblenos de la financiación de NewsMaker.

– La información sobre los donantes está disponible en nuestro sitio web. La mayor parte de nuestro trabajo se financia con subvenciones de varias fundaciones: europeas y estadounidenses. Además, ganamos cierta cantidad de dinero con la publicidad, lo cual nos ayuda a sobrevivir en los períodos entre subvenciones y, en principio, a ser más sostenibles.

Pero hay que entender que el mercado publicitario moldavo es bastante pequeño. En el país viven menos de 3 millones de personas, por lo que los presupuestos son extremadamente limitados. Es caro hacer vídeos, preparar análisis y materiales interactivos. Desgraciadamente, es imposible mantener una redacción de este tipo sólo a través de la publicidad en Moldavia. 

Y además, con el estallido de la guerra, el mercado publicitario decayó sensiblemente. Esto se aplica a todos, tanto a los medios en web como a la televisión.

– ¿Disponen de una política interna relativa a los anunciantes, sus productos y servicios?

– Abordamos el tema de la publicidad puntualmente, porque cualquier negocio puede ser cuestionado. Nuestro departamento de publicidad trabaja de forma independiente al de redacción. Pero resolvemos las disputas en forma colectiva. 

Nunca aceptamos servicios o productos dudosos, como casinos o astrología, al momento de tomar publicidad. Hacemos publicidad política de acuerdo con principios estrictamente prescritos. Nunca permitimos la difamación entre competidores. Pero el volumen de publicidad política ha disminuido recientemente debido a los procesos políticos en la propia Moldavia.

– ¿Y la obtención de fondos mediante crowdfunding?

– Vamos a lanzar el crowdfunding en un futuro próximo. Pero de nuevo, hay que tener en cuenta la realidad moldava: un mercado pequeño y baja capacidad de pago en la población. También es importante que en los países de la CEI aún no se ha formado el hábito de pagar por la información. En nuestro país, los proyectos de crowdfunding son más bien una cuestión de conexión con el lector y creación de una comunidad propia. Lo cual también es importante, por supuesto.

Según la experiencia de colegas nuestros que ya trabajan en el país, por ejemplo, con la popular plataforma de recaudación de fondos Patreon*, se puede ganar hasta 1.500 dólares al mes con el crowdfunding. No es suficiente dinero para mantener el trabajo del consejo de redacción. Dicho esto, nuestros lectores nos preguntan constantemente cómo pueden apoyarnos o ayudarnos. Llevan años leyéndonos y quieren sentirse involucrados en el proceso.

*Patreon es un servicio de recaudación recurrente de fondos. Vea la experiencia de recaudación de fondos a través de Patreon del periódico de investigación moldavo Ziarul de Gardă.

– ¿Esperan que sus donantes potenciales sean el público más joven?

 – Sí, esperamos principalmente el apoyo del público más joven. Una peculiaridad es que una parte tangible de la población de Moldavia ha emigrado en los últimos años. Tenemos una gran diáspora que puede votar en el extranjero en nuestras elecciones; y la mayoría de las veces se trata de personas bastante activas que tienen parientes, padres y amigos en Moldavia. Siguen lo que ocurre aquí, quieren participar en la vida del país y ayudar a los medios de comunicación independientes. Por lo tanto, esperamos que también nos apoye nuestra diáspora. 

– ¿Cuál es el formato de noticias más popular entre su audiencia? 

– Es difícil decir cuál es el formato más popular. Intentamos actuar según el principio de diversificar los formatos y las fuentes de tráfico. 

NewsMaker surgió desde los medios de comunicación clásicos, que se ocupaban principalmente de los textos y se desarrollaban según el modelo del periodismo «de periódico». Empezamos con el análisis, las investigaciones y las entrevistas. Estos formatos se han mantenido, pero ahora intentamos desarrollar la parte multimedia: empaquetar historias educativas en un formato accesible y atractivo.

Desarrollamos activamente contenidos de vídeo: intentamos hacer entrevistas, reportajes y streams. 

En cuanto a la guerra en Ucrania, empezamos desde los primeros días a hacer streams en la frontera moldava. Nuestro público tuvo una importante sensación de presencia. La gente que hasta entonces dudaba de la realidad de la guerra pudo ver en directo lo que le ocurría a la gente y el estado en que llegaban los refugiados.

 

Vídeo de NewsMaker desde la frontera moldavo-ucraniana

– ¿Cómo ha cambiado su trabajo desde que comenzó la guerra? 

– En cuanto a las normas éticas, para nosotros nunca ha sido una cuestión de si era una guerra o una operación especial, y de quién atacaba a quién. Aunque esto no es exactamente una cuestión ética, sino fáctica.

En este sentido, tratamos de evitar el vocabulario de color emocional, porque un estado de guerra es una constante producción de odio. Informamos cuidadosamente de los hechos, sobre las ofensivas militares y el número de muertos.

Con el comienzo de la guerra, la organización de nuestro trabajo cambió. El primer día ya lanzamos una transmisión en línea de las hostilidades. El horario de trabajo ha pasado de ser 8 a 22 hs, a 7 a 24 hs. Tenemos más corresponsales de guardia los fines de semana; hemos tenido que reasignar significativamente los recursos. Por supuesto, esto afecta al trabajo de los periodistas y a su resistencia emocional y física. Es un período difícil para todos nosotros.

– ¿Cómo se distribuye el porcentaje de la agenda rusa, moldava y extranjera?

– En este momento la mayor parte de las noticias están relacionadas con la guerra. Incluso las noticias sobre Moldavia, por desgracia, también están relacionadas con la guerra: el impacto de tal o cual acontecimiento en el país, los cambios en la economía, el destino de la Transnistria. Un destacamento del ejército ruso está estacionado en Transnistria desde 1992, por lo que el territorio es ahora una fuente constante de preocupación. Las autoridades y los diplomáticos afirman que no hay ninguna amenaza evidente para Moldavia y que el país es seguro. Pero todas las declaraciones suenan con el telón de fondo del bombardeo a Nikolaev y a Odessa, que es casi la frontera de Moldavia. Por lo tanto, es difícil evitar la sensación general de preocupación y abstraerse de alguna manera de la agenda militar.

– Si medimos el compromiso y las reacciones de la gente, ¿hasta qué punto se ha conectado el público moldavo con la agenda militar?

– El público se ha conectado activamente con esta agenda. Al fin y al cabo, las hostilidades tienen lugar en nuestro país vecino, del que llegan refugiados todos los días. Todo el mundo ve los «frutos» de la guerra.

Aunque hay que admitir que los lectores ya se están cansando. Creo que la tendencia general es el agotamiento emocional respecto de la agenda de la guerra. Cuando lees sobre la guerra durante un mes entero, en algún momento necesitas comenzar a dosificar la información. Hace unos días decidimos suspender la emisión de textos en línea porque las hostilidades se han vuelto menos intensas y el flujo de información se ha reducido. Pero sin duda lo volveremos a hacer si los eventos comienzan a intensificarse nuevamente.

– ¿Trabajan de alguna manera con los comentarios, los moderan? 

– Nos ocupamos de la post-moderación de los comentarios. Intentamos bloquear todo lo que tenga que ver con insultos personales, expresiones de odio étnico, incitaciones a la violencia. 

Nunca bloqueamos las críticas a nuestro trabajo: la gente tiene sus propias opiniones, eso es normal. Y es muy importante para nosotros recibir comentarios.

No siempre tenemos recursos suficientes para la moderación instantánea de los mensajes. Pero, periódicamente, bloqueamos a los autores de comentarios agresivos, si vemos que se repiten con regularidad.

– ¿Cuál es el grado de esta agresión?

– Es difícil evaluarlo objetivamente, porque en Facebook, por ejemplo, hay muchos comentarios de trolls evidentes. Se trata de cuentas falsas que suelen trabajar para la propaganda rusa. El objetivo de estas cuentas es provocar la agresión y el odio, apoyar la guerra. 

En el resto de las redes sociales la tensión se nota a través de los comentarios, que se han agudizado. Pero a pesar de los esfuerzos de los trolls, no han conseguido influir seriamente en nuestra audiencia en dirección al odio. Aunque los trolls afectan la atmósfera, nuestro público conserva el equilibrio. Al menos esa es mi impresión personal.

– ¿Participan sus lectores en la creación de noticias?

Hemos realizado muchos reportajes con la ayuda de nuestros lectores, por ejemplo sobre el voto en el extranjero y las experiencias de cuarentena en otros países: en Italia y España, por ejemplo. 

Realizamos periódicamente encuestas a los lectores, a partir de las cuales recopilamos colecciones completas de historias: desde información sobre las condiciones de vida de nuestra diáspora en otros países, hasta relatos sobre experiencias con los estereotipos de género.

Recientemente, sumamos a una suscriptora activa que encontramos a través de nuestro canal de Telegram. La muchacha es originaria de Moldavia, pero vive en Kiev desde hace unos años. Con el comienzo de la guerra fue evacuada, volvió a Chisinau y vino a nuestra redacción. Hemos grabado un podcast con ella sobre su experiencia personal en la guerra.

Podcast NewsMaker 2022

Por cierto, respecto de la popularidad de los formatos de audio: hemos observado que mucha gente se tranquiliza cuando le «hablan en su cabeza». Hoy en día uno quiere estar al corriente de los acontecimientos, pero no siempre tiene la necesaria atención para leer, por lo que los materiales audiovisuales resultan muy adecuados para el público.

Tenemos previsto ampliar el formato audio y debatir con la gente lo que está ocurriendo en torno a la guerra y todo lo relacionado con sus consecuencias para Moldavia.

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