¿Cómo sobrevive un periódico de investigación en Moldavia, que es considerada un país pobre con un alto nivel de corrupción? Lo explica Alina Radu, editora de Ziarul de Gardă.

Los colaboradores del semanal Ziarul de Gardă no sin ironía se llaman a sí mismos «The Guardian moldavo». El nombre en rumano puede traducirse como el nombre del periódico británico: «guardia», «guardián». Una de las publicaciones independientes más antiguas de Moldavia está especializada en investigaciones anticorrupción. Por ejemplo, en 2015, gracias a los esfuerzos de los periodistas de Ziarul de Gardă -o ZdG–, el primer ministro dimitió después de una publicación sobre un título falso de un funcionario. 

No hace mucho, a raíz de los resultados de su investigación, fue arrestado el vicedirector del departamento nacional de instituciones penitenciarias: el equipo de ZdG publicó información sobre sus estafas ilegales, entre las cuales la organización por un funcionario de un negocio conjunto ilegal con autoridades penales que cumplían condena de cárcel.

Alina Radu, editora de Ziarul de Gardă

En julio de 2004, dos periodistas Alina Radu y Aneta Grosu fundaron un periódico en Chisinau para informar a la sociedad sobre la corrupción. Luego, Moldavia, que había declarado su independencia de la URSS en 1991, fue considerada el estado más pobre y corrupto de Europa. Hoy la situación ha mejorado, pero Moldavia sigue en la lista de los países europeos con un índice más alto de pobreza (el PIB por habitante es de 4.500 dólares, una cifra comparable con la de Guatemala) y de corrupción. En el índice de la percepción de corrupción de Transparency International para 2020, Moldavia ocupó el lugar 115 de 180 países.

En casi 17 años, Ziarul de Gardă pasó de ser un periódico a un medio multiplataforma, además de un periódico diario en rumano y en ruso con una tirada mensual de 46.000 ejemplares. Los periodistas hacen un programa semanal de televisión para canales nacionales. Además, ZdG es un sitio web visitado diariamente por hasta 75.000 usuarios únicos, además de las páginas en las redes sociales. 

Las dos caras de la pandemia 

Un reportage un hospital del COVID, ZDG en junio, 2020

A pesar de la pandemia, 2020 fue un año excelente para ZdG desde el punto de vista de las cifras: el número de suscriptores aumentó un tercio, alcanzando casi los 12.000 (un incremento anual rápido en la historia de la publicación). Según el volumen de ejemplares de un número, ZdG ocupó el segundo lugar en Moldavia después del tabloide Komsomólskaya Pravda, filial moldava de la gran edición rusa (casi 12.000 ejemplares de ZdG frente a cerca de 20.000 de la edición del miércoles de Komsomólskaya Pravda Moldavia). Es algo casi increíble para un periódico pobre, especializado en investigaciones. Además, en 2020 el número de suscriptores en Facebook aumentó hasta el 106.000 suscriptores y, desde principios de 2021, asta 160.000.   

«Esto es también consecuencia de la pandemia», cree Alina Radu, editora de ZdG. «Apareció una nueva enfermedad y, al mismo tiempo, aparecieron muchos nuevos planes de corrupción alrededor a ella: tuvimos que investigar cómo se gasta el dinero del Estado en pruebas, en medicina, qué empresas están implicadas en todas las compras. Percibimos el enorme interés de la gente por este tipo de periodismo.  En tiempos normales, la gente no tiene muchas ganas de leer investigaciones, pero ahora la gente, más que nunca, quiere saber qué ocurre con este virus, qué ocurre con la corrupción en la sanidad. Cada persona ha entendido que puede enfermar y ser hospitalizada, tiene miedo y necesita información». 

Sin embargo, para la propia redacción, según dice Alina, el año ha sido posiblemente el más difícil desde que funciona la edición. Dos olas de coronavirus, trabajo las 24 horas del día, sin vacaciones, el agotamiento profesional masivo; al final, se marcharon un tercio de los colaboradores y fue necesario buscar a nuevos. Es cierto que no formaban parte de la columna vertebral del equipo de investigación.  Los profesionales que se dedican al periodismo de investigación empiezan muy jóvenes y pocas veces se van a otros ámbitos de actividad. Son personas que sienten su vocación. 

El equipo de ZdG

La redacción de Ziarul de Gardă tiene muchos jóvenes. Según las palabras de Alina, en Moldavia y, seguramente, en muchos países postsoviéticos, se ha producido un rejuvenecimiento muy rápido en el periodismo. Un redactor jefe a los 25 años es algo típico en el mercado. La causa es la emigración masiva. Según evaluaciones de la ONU, más de 1 millón de moldavos (es decir, aproximadamente uno de cada cuatro) vive en el extranjero.  

«Todo el segmento profesional de 40-50 años y, por cierto, no solo en el periodismo, emigró. Los periodistas de estas edades se fueron todos, así como los profesores y los médicos. No tenemos profesionales de estas edades». Por ello, en las redacciones trabajan o bien jóvenes de 20-35 años, o periodistas de 50-60 años. Como periodista y como gerente mediática, Alina cree que esta brecha “no es buena”. Sí, con los jóvenes es fácil trabajar, lo asimilan todo rápidamente, pero, sin periodistas de edad mediana, con experiencia, medios, como se suele decir, falta memoria institucional.  

El periódico en versión papel como fuente de motivación para los periodistas y los lectores 

Muchos lectores de ZdG compran el semanal toda su vida

Resulta que precisamente el joven equipo de Ziarul de Gardă hace no solo la web, sino también el periódico en papel. Aunque se considera que este formato está moribundo por estar destinado a la generación más vieja. ¿Para qué un medio moderno gasta recursos y mantiene la versión en papel? 

«No sostenemos la versión en papel: la sostiene la gente» sonríe Alina. Por una parte, la producción de la edición la pagan las suscripciones. Por supuesto, hay también el propio periodismo, los sueldos, pero, en cuanto los medios encuentran financiación (ante todo, subvenciones), compensan al mismo tiempo no solo la web, sino también la versión impresa.  Por otra parte, el valor del periódico son sus lectores. «Son gente de verdad; conocemos sus nombres, su edad, sus ocupaciones, pagan por la suscripción del periódico toda la vida». Los visitantes de la página web y de las redes sociales, que son mucho más numerosos, son casi unos desconocidos para la redacción. Y existe una realimentación inversa de los lectores de la versión en papel: escriben cartas a la redacción, incluso manuscritas. Según la opinión de Alina, «es como una vida de verdad, el respeto por los periodistas». A menudo entre los periodistas jóvenes y los lectores mayores nace una amistad especial. En cierto sentido, estos lectores motivan a los periodistas jóvenes a llevar a cabo su trabajo.  

Existe otra categoría importante de lectores: los presos. Para ellos, el periódico es a veces la única fuente de información sobre los derechos humanos, sobre la justicia corrupta. «¡Con los presos simplemente mantenemos una auténtica amistad desde hace muchos años! Hay personas que llegan y salen de las cárceles, pero siguen leyéndonos, nos escriben constantemente, ¡todas las semanas recibimos una nueva carta desde la cárcel!» En Moldavia hay 17 cárceles y todas ellas reciben Ziarul de Gardă. «Por ejemplo, la semana pasada», cuenta Alina, «vino una persona a la redacción y dijo:  ‘quiero suscribir con mi dinero a todas las cárceles’. Esta persona había estado en la cárcel y sabe que allí esto es importante. Pagó 105 suscripciones por los periódicos para cada cárcel en rumano y en ruso, para que todas lo tuviesen». Teniendo en cuenta que Ziarul de Gardă investiga hechos de abusos, a menudo los protagonistas de sus artículos son personas que han estado entre rejas, incluso injustamente.  «Se han dado casos en que, después de nuestros artículos, se ha liberado a alguien, pero la gente espera que entren en la cárcel los auténticos funcionarios corruptos».

La suscripción: todo lo nuevo es lo viejo bien olvidado

  

Desde el punto de vista de Alina, la suscripción en general es una forma muy sana de monetizar el contenido para un medio que se dedica a hacer investigación. «Ahora todo el mundo dice: ‘busquemos nuevas vías de financiación del periódico’. Pues bien, la suscripción al periódico es lo nuevo que es lo antiguo bien olvidado. Llega alguien, paga, se suscribe y recibe información. Internet es la libertad. Ponemos en Internet cada vez más contenido, pero en general nadie paga nada por el contenido». La redacción se opone categóricamente a poner el paywall porque opina que su tarea es hacer accesible la información sobre la corrupción en Moldavia al mayor número de personas posible. Por ello, el precio de la suscripción no es alto (12 euros anuales, 1 euro al mes por 4 periódicos). Además, todas las semanas, la redacción prepara el programa de las investigaciones para varias cadenas de televisión nacionales, lo cual aumenta considerablemente la fama de la marca y de los periodistas. 

Es evidente que quedan pocas posibilidades de monetización para un periódico de investigación. La principal financiación de los medios es el apoyo internacional, sin el cual, reconoce la dirección de la edición, ZdG no podría seguir adelante. Pero además la redacción busca constantemente métodos de monetización. El año pasado, ZdG empezó a ensayar el sistema Patreon. En los países de la Europa del Este, no existe la costumbre de pagar por un contenido informativo, no hay esta cultura; por ello, los gerentes del periódico pensaron que ese plan no daría ningún resultado. «Por otra parte», dice Alina, «vi que la mayoría de las redacciones independientes hacen lo mismo y ganan algún dinero». Pero, más tarde, la redacción constató que los jueves, cuando en la web se publica una nueva investigación, se añade por lo menos un patrón en Patreon. En total, ZdG tiene a 157 donantes-patrones; la edición recauda 1.000 USD al mes. Es una gota en el mar para la edición, pero en Moldavia el sistema financiero en general todavía no está preparado para aceptar pagos recurrentes (es decir, pagos por suscripción), pagos automáticos regulares», afirma Alina. “Debemos utilizar Patreon porque no existe un módulo nacional similar, y los bancos moldavos no quieren trabajar con esto. Tenemos además un proyecto de suscripción, en el que los bancos se quedan un tres por ciento de cada suscripción, es mucho dinero. Mientras Moldavia no está preparada, el sistema bancario no está preparado. Pero, de todos modos, ¡conseguiremos tener nuestro Patreon moldavo!”  

Además, actualmente, ZdG va aceptando publicidad comercial de pequeñas empresas, pero ha tenido que renunciar a muchas. Aceptar dinero de la corrupción o vincularse con oligarcas, que en el futuro pueden ser -y serán- los protagonistas de las investigaciones, es algo que el periódico no puede permitirse. «En 16 años hemos aprendido a decir ‘no’ al dinero corrupto. Esto nos ha supuesto un gran capital desde el punto de vista de la reputación y del respeto. Se habla tan poco de esto, pero ¡es tan importante!  Si damos un paso en falso, perderemos lo que hemos construido con tanto trabajo. Y ya sabemos que tenemos una reputación y por eso encontramos dinero. Nuestra inversión en la reputación es nuestra inversión en nosotros mismos y es nuestro capital».  Durante la pandemia, la reputación ha resultado ser una valiosa inversión.  «Cuando la gente ha tenido dificultades, ha acudido a nosotros porque tenemos la reputación de hacer una investigación honesta. La gente nos ayudó: algunos se suscribieron, otros hicieron otras cosas». 

Los periodistas de ZdG recibieron 6 premios en el concurso national de la Asociación de Prensa Independiente de Moldavia. Mayo, 2021

¿Y el futuro? El futuro es el desarrollo del género de las investigaciones teniendo en cuenta los hábitos únicos de ZdG y su reputación. ZdG cree que su ventaja competitiva es que son el único equipo de investigación en Moldavia que trabaja en tres plataformas – un periódico, en la televisión y en web. Pero es pronto para relajarse: la editorial intenta reforzar el contenido de investigación con la ayuda del equipo de noticias. La idea es no abandonar el tema después de la aparición de la investigación, sino seguir literalmente cada día las reacciones de los funcionarios y escribir sobre ello. «Queremos que la investigación sea no solo una publicación, sino un sistema: la fiscalía, el Gobierno, el parlamento han reaccionado a esto».

Natalia Marshalkovitch ha entrevistado a Alina Radu 

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